10 de abril de 1996, una fecha inolvidable para todos los Atléticos. Tras la final de Copa de 1992 ganada por dos goles a cero ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, el Atlético volvía a plantarse en una final de la Copa del Rey. Una vez más, la afición rojiblanca no falló a la cita con su equipo llenando con los colores rojiblancos las gradas de La Romareda.
Con el 11 de gala, Molina bajo los palos; con Geli, Santi, Solozábal y Toni en la zaga; Vizcaíno, Simeone, Caminero y Pantic en el centro del campo y con Kiko y Penev en la delantera, el equipo, dirigido por Radomir Antić se enfrentó al Fútbol Club Barcelona, el cual estaba dirigido por Cruyff.
Tras un partido muy disputado, ninguno de los dos equipos pudo anotar un gol a su rival en los 90 minutos de juego. Ya en el tiempo añadido, en el 102, Geli puso un balón perfecto para que Pantic marcara un histórico gol para el club, el mítico cabezazo de Pantic. Ya con 0-1 en el marcador, el Atlético defendió su ventaja con uñas y dientes, apoyados por una afición que llevo en volandas a sus jugadores a por la conquista de su novena Copa de Rey.
El encargado de recibir la Copa de manos de SM Juan Carlos I fue Tomás Reñones. Al mes siguiente, el 25 de mayo de 1996, el Atlético de Madrid ganó por dos goles a cero (Simeone y Kiko) al Albacete en el Estadio Vicente Calderón, certificando así el Campeonato Nacional de Liga y firmando un doblete histórico para el club.