«Un futbolista que juega como defensa en la Academia del Atlético de Madrid. Nacido en Salónica, pero nacionalizado también chipriota«. Así describe la Wikipedia a Ilias Kostis, pero os aseguro que es muchísimo más que eso.
Ilias Kostis es otro de los claros ejemplos del «si se cree y se trabaja, se puede«. Formado en las academias del Arsenal inglés en Grecia, firmó con el APOEL de Nicosia, el gigante de Chipre, donde dejó tan buenas sensaciones que decidió ser elegible con los chipriotas y, en un torneo disputado por dicha selección, fue cuando recibió el primer acercamiento del Atlético de Madrid. Es así cuando, en 2019, tras una semana a prueba en el club, la plana mayor decide ofrecerle un contrato como futbolista del Atlético de Madrid Juvenil A.
Desde entonces, su ascensión no ha podido ser mejor: indiscutible en el juvenil en Liga, Copa y Youth League (alcanzando la Final Four), y ascendió al filial siendo una de las piezas clave en la temporada, consiguiendo también la promoción a Primera Federación. Con 20 años, ya forma parte de varios de los entrenamientos y convocatorias de Diego Pablo Simeone con el primer equipo, llegando a disponer de minutos en la pretemporada. La guinda del pastel llegaría en febrero de este mismo año, cuando el club anunció la renovación del canterano hasta 2027, blindándolo así para evitar las malas artes de los vecinos de la ciudad.
Metiéndonos de lleno en el análisis del jugador, se trata de un defensor con un porte físico dominante. Su 1,92 metros de altura hace que sea toda una odisea disputar todo tipo de duelos, además de medir bien los tiempos a la hora de saltar y cabecear, y la agresividad. Claro, que todas estas virtudes contrarrestan su falta de velocidad, que no deja de ser algo totalmente normal en futbolistas de su complexión física. Definitivamente, se siente más cómodo defendiendo cerca del área.
Lo que más destaco del central es su calidad con balón. Tiene un guante en su pie izquierdo, teniendo como gran virtud los envíos en largo con cambios de dirección. Pases milimétricos, cual francotirador apuntando a su presa, pudiendo realizar envíos de hasta 40 metros con una técnica depurada y elegante. No sólo en pases, sino a la hora de retener el balón, pues pese a su falta de velocidad, es un futbolista capaz de mantener la calma y regatear rivales bajo presión. Pareciera que tuviera un imán acoplado a sus botas. A pesar de contar con un portero titular que prefiera realizar envíos en largo al punta antes que sacar el balón jugado mediante centrales, en ocasiones es el zaguero el encargado de realizar esa tarea con una facilidad asombrosa.
Claro, que también tiene defectos. Anteriormente mencioné su falta de velocidad. Si a eso le sumamos que no es un futbolista conocido por su capacidad para acertar a la hora de interceptar, cualquier mínimo error de cálculo provoca dejar toda su espalda desprotegida para que los rivales ataquen los espacios creados. De ahí que recalque la necesidad de defender cerca del área y no más alejado.
Quizás no sea tan relevante como el último párrafo, pero el exceso de confianza en el pase y/o en el regate cerca de área propia le puede pasar factura. Como decía, es un futbolista que apenas comete fallos con balón, pero por «ir de sobrado» en ocasiones puede generar una ocasión del rival que pueda costarle caro al equipo.
Estamos ante un proyecto de futbolista ilusionante que, como otros, tiene que pulir varios aspectos, pero gracias a su ética de trabajo y el esfuerzo que mete en cada entrenamiento, no me sorprendería que fuera una versión nueva de lo que fue Pablo Barrios, en cuanto a su ascensión se refiere.