El Atlético de Madrid perdió con justicia ante el Athletic Club en San Mamés. El equipo de Simeone parece no haber aprendido ninguno de sus errores fuera de casa esta temporada y volvió a prácticamente regalar el encuentro a su rival que en la primera parte perdonó, pero en la segunda fue letal.
El encuentro ante el Athletic Club comenzó siendo una calcamonía de todos los partidos que ha perdido el Atlético de Madrid fuera de casa esta temporada. Como si de Valencia o Barcelona se tratase, los rojiblancos no lograban dar varios pases a sus compañeros, eran superados con demasiada facilidad por sus rivales y no había nadie con actitud sobre el terreno de juego.
Como suele ser habitual en un partido de fútbol, cuando no sales a jugar, lo lógico es que el equipo que propone se adelante con facilidad en el marcador. Oblak sacó una mano abajo extraordinaria a Guruceta y Williams estrelló un balón en el palo. Cuando ya parecía imposible que el Athletic Club no se adelantase en el marcador tras un penalti de Soyuncu sobre Nico, la suerte evidenció que hoy era el jugador número «12» bajo las órdenes de Diego Pablo Simeone, ya que Sancet mandó la pena máxima al cielo de Bilbao.
A pesar de resistir un tornado athleticzale, los rojiblancos no despertaron y regalaron otra ocasión más a los vizcaínos que acabó estrellando en el palo. Posteriormente, y para alivió de Simeone y de todos los aficionados del Atlético de Madrid, Gil Manzano decidió que era el momento de llegar al tiempo de descanso.
Antes de arrancar la segunda y decisiva parte del encuentro, Simeone decidió mover el banquillo dando entrada a Giménez y a Rodrigo de Paul, siendo los sustituidos Soyuncu y Nahuel Molina. A pesar de los intentos del argentino de cambiar el sentido del encuentro, la segunda parte arrancó de igual forma que la primera mitad, con la gran diferencia de que en esta ocasión, en la primera llegada del Athletic Club sobre el área de Oblak, Guruceta logró inaugurar el marcador.
Estando por debajo en el marcador y a falta de 30 minutos para el final del encuentro, Simeone decidió realizar más cambios ofensivos dejando a Griezmann en el banquillo. El equipo no reaccionó con las sustituciones y Nico Williams aprovechó una de sus llegadas para sacarse un zurdazo espectacular y poner el segundo a favor del equipo de casa.
Los últimos 20 minutos del partido fue un querer y no poder del Atlético de Madrid. Fue como ir a la guerra con una pistola de juguete. Centros sin sentido, perdidas absurdas y Unai Simón impidiendo que los de Simeone lograran meterse de nuevo en el encuentro a pesar de algún acercamiento claro. Aunque el Athletic Club pudo anotar algún gol más, Oblak impidió que la derrota fuese aún más sangrante.
A pesar de la derrota, La Liga no para y el Atlético de Madrid tendrá una nueva oportunidad el martes. El equipo de Simeone recibe en el Metropolitano al Getafe en una jornada intersemanal que se antoja clave antes de recuperar el partido aplazado ante el Sevilla el próximo sábado.
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