Se perdió justamente. Se jugó mal. No hay más historia que esa. Un día malo como cualquier otro en el momento más inoportuno. Sin dos jugadores clave a lo largo de la temporada, Correa y Thomas, pero ello no debe servir de excusa para esta plantilla. Es hora de hacer el análisis de cómo hemos llegado a esta situación y evitar preguntas del tipo: ¿A doble partido habríamos pasado? ¿Y si se hubiera jugado en marzo? Nunca lo sabremos.
El juicio de la temporada, que sesudamente se está haciendo desde muchos púlpitos por telepredicadores de tres al cuarto y de iluminados que sólo asoman como fiscales cuando el viento sopla en contra del Atleti, está centrado en la labor de Diego Pablo Simeone. Podemos reconocer la falibilidad del técnico sin que ello suponga asumir que debe abandonar el equipo. Se ha equivocado en algunos momentos de la temporada. Como ante el mismo Leipzig, no metiendo de inicio a Koke en el medio y relegándolo a la banda. Se puede cuestionar que Joao Félix no fuese titular, o alguna otra decisión más, ninguna de ellas (que se pueden discutir si eran o no erróneas) pueden llevarnos a la conclusión de que la eliminación es responsabilidad exclusiva de Simeone. Plantear prescindir de él es una locura, simplemente porque no hay remplazo posible que se acerque a igualar lo que Simeone aporta al club.
«Hay que empezar ya a asimilar que el fracaso se encuentra en no intentarlo, que ganar es una excepción porque sólo gana uno»
Deberíamos preguntarnos también si no ganar un título es un fracaso en el Atleti. Si aceptamos la preposición de que estamos ante un juego de suma cero: todo lo que no sea ganar es un fracaso. Una afirmación tramposa que han puesto de moda el duopolio y su prensa, que se aplica sin rubor al conjunto colchonero. Como si confeccionasen plantillas de la misma manera o tuvieran el mismo presupuesto. Hay que empezar ya a asimilar que el fracaso se encuentra en no intentarlo, que ganar es una excepción (porque sólo gana uno de entre todos los equipos que tomar parte) y que conseguir los objetivos propuestos debe ser el éxito que se debe asumir. Ilusiona más un título, da más orgullo, más felicidad, pero siendo claros: la economía del Atleti depende más de lograr los objetivos que de conseguir títulos. Dejando eso de lado, asumir que ganar y no disfrutar del camino, que los objetivos deben ser los mismos que otros equipos que te duplican en presupuesto es demencial y una quimera. Querer ganar es una cosa, estar obligado otra muy distinta.
«Miremos al banquillo y no al palco. La misma cortina de humo de siempre»
Véase el dato recién publicado de que el Atleti sólo invierte 7 millones al año en el equipo. El 51º que más invierte en el mundo en su equipo. A la altura de clubes tan poderosos y fuertes mundialmente como son el Al Duhail o el Monterrey. Tendrá Simeone la culpa de ello. Como de la falta de gol, de no tener un recambio para Thomas, de no tener un lateral derecho en condiciones, de no tener un suplente del lateral izquierdo. A esta plantilla le hacía falta un tercer delantero que pudiera disputar minutos y no un jugador inferior a los que tenemos en la cantera. Miremos al banquillo y no al palco. La misma cortina de humo de siempre. Hay parte de la afición que se resiste a pensar que quizás el problema es estructural y no individual. Un club con el crecimiento económico del Atleti no puede fiarlo todo a que siga cumpliendo los objetivos Simeone año tras año. La ambición no debe residir en ganar a toda costa, debe centrarse en lograr que cada verano no se compre para reemplazar lo que se vende. La aspiración debe ser comprar para mejorar lo que hay sin necesidad de vender a jugadores importantes. Solo así pueden consolidarse objetivos mayores.
No hay más ciego que aquel que no quiere ver. No me refiero sólo a parte de nuestra afición sino también a nuestros directivos. Que siguen tan empeñados en seguir esa política de mercadeo de jugadores, como en tratar al aficionado como a un cliente. Y aún persistiendo en esa idea, parece un poco estúpido seguir sin hacerle caso en temas que directamente afectan a tu economía. Si el aficionado es el cliente, escúchale para fidelizarle. Con las camisetas vintage que han sacado hemos podido ver la diferencia. Seguir manteniendo el logo sólo seguirá generando problemas. Es necesario que alguien en el club se dé cuenta, y vea que rectificar es de sabios. No hay nada de malo en ello.
Esta reflexión como otras tantas, caerá en saco roto, porque nadie está dispuesto a asumir determinados hechos, y a preguntarse cuáles son las causas reales del estado del club. Qué iniciativas habría que tomar y si son asumibles dentro del marco económico y deportivo. Tampoco me extraña, si nada cambia esta normalidad con Simeone durará hasta que él se marche. Y volveremos a nuestra antigua normalidad.