Hace unos días se publicaba la revista Panenka con una entrevista al presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo. El productor de cine vino a decir en su entrevista que había que eliminar las emociones del fútbol, que el cariño por los jugadores debía desaparecer, que distorsionaba la realidad para el aficionado, y que por supuesto esto es un negocio donde hay que entender que te paguen más en otro sitio. Sin ambajes vino a despreciar la actitud de Godín y Gabi (dos empleados suyos) que siguieron trabajando para él aún cuando les ofrecieron más dinero en otros sitios. Despreció el hecho de que Simeone siga en el Atleti, aún a sabiendas de que hay equipos que seguro le pagarían más. Respecto al técnico argentino tuvo además el coraje de preguntarse si la afición del Atleti le seguirá queriendo cuando se marche, olvidando que ya se fue una vez como jugador y el Calderón le declaró su amor. Todo esto me lleva a preguntar ¿sin sentimientos, sin sentido de pertenencia, el aficionado es un mero consumidor? ¿o más que un consumidor quieren robots?
En un club en el que no se consulta con su aficionado ninguna de las decisiones (el club es suyo), y al que no se le hace ninguna concesión (haber comprado tu el club), parece que quieren dirigirlo a un modelo de deporte/negocio en el que sólo importa el «insert coin» y a seguir. Trozos de carne vacíos de ideas y sentimientos que proporcionen beneficios, básicamente como robots. Si para Asimov existían tres leyes de la robótica para Enrique Cerezo existen dos: No sientas ni opines, y déjate la pasta. En el club cuyos lemas en la grada han sido «nunca dejes de creer» y «orgullosos de no ser como vosotros» el presidente habla de dejar vacías esas palabras. Esa grada a la que el entrenador y equipo nunca piden aliento porque va en sus genes y no pueden evitar animar a su equipo en las buenas y en las malas. Perder el sentimiento en un deporte que establece lazos tan fuertes sería matarlo, y eso es precisamente algo de lo que el cooperador necesario no se ha dado cuenta, que va paradójicamente contra sus intereses económicos.
El hecho que constata que Cerezo no pertenece a la afición del Atleti es que literalmente se pregunte: « si mañana se va Simeone, ¿la afición seguirá considerándolo un héroe?». El productor de «Desde que amanece apetece» ha dejado de disimular y esta vez ha evitado utilizar sus intermediarios en la prensa para establecer una duda que está fuera de lugar. El aficionado colchonero tiene claro a quien debe el periodo de éxitos actual y ése no es el presidente de la entidad. El Cholo se ha ganado a base de trabajar y creer (sí, de creer) que se le considere como entrenador la persona más importante del club junto a Luis Aragonés. En el fondo lo que quiere Cerezo es que cuando llegue el día que se vaya (ojalá más pronto que tarde y con pijama de rayas) sus robots no le griten «diles que se vayan».