OPINIÓN. Sexta temporada del Cholo Simeone a las órdenes del Atlético de Madrid. En su haber 5 títulos y la visita a dos finales de Champions como invitado sorpresa. Lo suficiente para que los mandos del «establisment» hayan dado la orden de que se ejecute el «código rojo». La caza y captura del manitu indio. Que caiga el padre de los éxitos, que lo pongan camino del patíbulo. Sin embargo, como pudiéramos pensar no hay un sólo grupo de gente que no le quiera dentro del club de sus amores. Hay dos grupos que comparten objetivo.
Por un lado, los lacayos de la «bi-liga» llevan tiempo intentando torpedear su labor mediante lamentables técnicas de desestabilización: desde rumores colocándole en otro equipo (lease Chelsea o Inter), a atribuirle calificativos que van desde defensivo a violento. Lo que sea con tal de evitar que el negocio reinante pueda acabar rompiéndose por minucias. Hace poco pudimos comprobar cómo su sistema se tambalea hasta el punto de llevar a cabo bochornosos debates en los que se cuestionan si el Atleti recibe el trato en los medios que merecen su éxitos deportivos. Si hace falta plantear ese debate y no es obvia la respuesta es que el periodismo deportivo dejó hace tiempo de buscar la verdad, de informar.
Pero por otro lado, tenemos el llamado grupo de los voceros «atléticos», secuaces de los prescritos que llevan tiempo actuando sibilinamente en las sombras extendiendo rumores inciertos del gran jefe. Sembrar la duda en la tropa. Los mayores imperios caen desde dentro. A Churchill sentado en su bancada en la cámara del Parlamento británico se le dirigió un compañero de partido: «Me gusta estar aquí en primera línea para ver de cara a nuestros enemigos». El carismático líder le contestó: «No se equivoque, los de en frente son nuestros rivales. Los enemigos los tiene detrás».
Escribían en agosto Matallanas y «Picu» Díaz cosas como «quien ha pensado en irse es que ya se ha ido», y «sus jugadores empiezan a dudar de su entrenador». Insinuaban que el Cholo no estaba ya en condiciones de liderar el proyecto rojiblanco. Venía a afear las «exigencias» en verano de fichajes para luego no ganar a dos recién ascendidos. De una manera velada venía a establecer un pensamiento entre la afición rojiblanca de duda del creador del mejor Atleti de la historia. Como si su conducta fuera contraria a los intereses del club. ¿Quién podría estar interesado en tal cosa? Lo tengo claro, aquellos que se hicieron de manera ilegal con el club sin pagar un duro. Una campaña a través de personas acuden a cenas de Navidad, obtienen «exclusivas» o entrevistas, ¿será la contraprestación?
Desde que el equipo despegó sus alas para situarse en lo alto de clasificación en Liga y en Europa han tenido que esconderse. Silenciar su campaña de desprestigio y ensalzar las virtudes de un equipo que según ellos no tenía pinta de terminar como en otras temporadas. Ver para creer. El código rojo no se ha consumado, de momento. Los jugadores además han venido a contradecir las «informaciones» que decían que el Cholo se había querido ir en verano. Gabi, Griezmann, Godín y Torres han ido confirmando en diversos momentos que hablaron con el mister días más tarde de la final y que el argentino les confirmó que seguiría al frente del proyecto. ¿Por qué contar mentiras? Tal vez crean que no podemos encajar la verdad.