No se podrá decir que no se advirtió de antemano. Si alguien pensaba que factores como la plaga de COVID vivida en la plantilla o la de las lesiones, así como la cacicada de no permitir jugar a Trippier por un asunto en el que el club no tiene nada que ver, no iba a afectar para que el equipo ganara el título de Liga. Como si de un paseo militar se tratara, espero que ahora vean lo que hay. Seguramente, esos que ayer sacaban pecho sean los que hoy, tras el Atleti 0-2 Levante, tengan sus cuartos traseros muchísimo más apretados. Y serán los primeros que se agarren al fatalismo y a la agonía. Insisto, no podrán decir que no se les advirtió.
Porque a todo ello hay que sumar el ya conocido tema de las decisiones arbitrales. En partidos atrás, hemos sido testigos del doble rasero que se tiene con el Atleti en lo que concierne a las tarjetas. Es escandaloso cómo se castiga con mucha más facilidad con amarilla, cuando se trata de camisetas rojiblancas. El ejemplo de ello está en que Savic y Saúl cumplieron ciclo de amarillas gracias a la labor previa de otros, culminada por Munuera Montero hace 3 días ante este mismo rival. El arbitraje de Melero no iba a ser una excepción, con la salvedad de que sus decisiones o no decisiones impidieron que el Atleti sumara, al menos, un punto esta vez, a pesar de que apenas se está hablando de ello.
Uno podrá discutir que la primera parte del equipo no fue buena, que los rivales ahora necesitan muy poco para marcar, casi siempre primero además, en contraposición a la primera vuelta. Eso es cierto y será algo a lo que prestar atención en el futuro. La falta de contundencia atrás está causando más de un dolor de cabeza, de acuerdo. No obstante, no es admisible que a Correa se le anule un gol por una supuesta falta previa de Suárez, que en las imágenes puede observarse claramente como evita el contacto con el defensa echándose hacia atrás. O que no se pite la llave de Judo que le hacen a Oblak dentro del área pequeña, en la penúltima jugada del partido, previa a un 0-2 que nunca hubiera tenido que subir al marcador. Acciones que se entienden mejor si se ponen en conexión con el pisotón de Casemiro dentro del área no pitado en Valladolid horas después. Todo ok, José Luis.
En cualquier caso, ni antes había que lanzar las campanas al vuelo ni ahora hay que caer en derrotismos absurdos que no llevan a nada. Si todos asumimos que este momento tenía que llegar, será mucho más fácil salir de él. Más ahora tras el Atleti – Levante, con lo que viene a partir del martes, empezando por el Chelsea. Háganme caso y disfrútenlo.