Muy difícilmente habríamos imaginado, allá por el mes de septiembre pasado, cuando el Atleti empezaba La Liga jornada 3, dentro del cajón de los que disputaron fases finales de competición continental en agosto, que después de completar una vuelta completa los del Cholo iban a llegar a los 50 puntos, con 10 de ventaja sobre el segundo y tercero, en una situación tan idílica como casi imposible de soñar. La otra vez que se alcanzaron esos mágicos 50 puntos, en la 2013-2014, el Atleti lo hizo al alirón con el Barça y ni siquiera era líder por la diferencia de goles.
Ante el Cádiz se presentaba una ocasión perfecta para asestar un nuevo golpe encima de la mesa liguera y ampliar, en 3 puntos más ,la ventaja con el inmediato perseguidor. Todo ello, después de que éste tropezara 24 horas antes en casa ante el Levante. No le tembló el pulso al equipo para dar ese golpe y destacarse aún más en el liderato. Esto, en un partido en el que el Cádiz no se rindió nunca, aprovechando cualquier despiste defensivo del Atleti, y no lo puso nada fácil aun yendo siempre a remolque en el marcador.
Parecía que el partido se encarrilaba cuando Luis Suárez, embocaba un descomunal tiro de falta en la escuadra derecha de la portería de Ledesma. El uruguayo, que en el Liverpool ya facturó muchos lanzamientos similares, no tuvo nunca la posibilidad de hacerlo en el Barça. Allí el encargado es un tal Messi. La sonrisa de Simeone en el banquillo, al marcar el gol, es la prueba evidente de la materialización de lo que se trabaja durante la semana y de que esto tampoco es casualidad. Ese primer gol de Suárez (otro más), es la penúltima demostración del charrúa, que sigue maravillándonos con todo su repertorio de recursos cerca de la portería rival.
Decía que el partido parecía encarrilarse, pero no. Un desajuste defensivo entre Lemar, blando en el cruce, y Felipe, mal colocado para hacer la cobertura en el flanco izquierdo de la defensa, provocó que Negredo consiguiera el empate. Otra vez a seguir remando, aunque este año este tipo de sobresaltos apenas causan mella en el ánimo de los que están sobre el césped. En los 8 minutos que se jugaron antes del descanso, pasó de todo. Al filo del 45, la suerte del líder. Un balón sin aparente peligro colgado desde el lateral por Lemar. Este fue tocado a la remanguillé por Saúl, de tal manera, que se fue envenenando de manera imposible para Ledesma. 1-2 y otra vez a respirar… si no fuera porque otra jugada, aparentemente intrascendente, acabara en un amago de penalti. Pena máxima desdicha por Gil Manzano tras observar la jugada en el monitor y ver que el brazo de Koke ya estaba apoyado en el suelo antes de que el balón fuera a darle ahí. Sobresalto y descanso.
Nada más arrancar el segundo tiempo, penalti, esta vez sí, sobre Lemar. Suárez ampliaba su registro goleador y la ventaja en el marcador. 1-3 y partido aparentemente sentenciado. Nada más lejos de la realidad. El Cádiz no se rindió y siguió buscando las cosquillas de su rival. El Atleti quizá se vio con el trabajo hecho y le perdió la cara al partido. Otro desajuste en el centro de la defensa acabó con un remate tonto de Negredo que, ante la pasividad de todos, se terminó colando junto al poste derecho. A partir de ese momento, el desconcierto se apoderó de los colchoneros. Fue tal, que que Oblak tuvo que emplearse a fondo para salvar el empate y salvar el pellejo de un Felipe muy inseguro un partido más.
Al final, llegaría la puntilla definitiva de Koke tras culminar una nueva asistencia de Correa tras una gran jugada por banda derecha. 2-4 y un partido menos. Llegados a este punto, a partir de aquí el Atleti se convierte en su principal enemigo. Enemigo para no caer en cantos de sirena y tirar por tierra todo lo conseguido hasta ahora. Conviene ser conscientes del peligro de todos aquellos que ahora dirán que esto está hecho y que el título de Liga ya está conseguido. Nada más lejos de la realidad. Aquí, ni hay nada hecho ni los demás están muertos por más que nos lo quieran hacer ver. Los que tenemos ya cierta edad y memoria, hemos sido testigos del vértigo que entra cuando se empieza a ver la orilla. Cuando vas primero y de que los demás nunca terminan de morir, porque no está en su ADN el hacerlo. Lo decía Simeone antes de este partido: Cádiz. De aquí al próximo lunes solo debe haber una cosa en la cabeza: Celta.