En el día de ayer los focos se centraron en ese pequeño diablo francés vestido de rojiblanco que, otro día más, volvió a hacer de 9. Dicen que el Atleti juega sin delantero, es mentira, juega con Griezmann y eso ya es trampa. Encontró en Koke su mejor socio que le regaló dos balones para que exhibiera su tremenda pegada. La presión arriba cosechó sus frutos, la defensa empieza en la gente de arriba.
Pero si esa presión falla, si Godín no resuelve, queda todavía un mundo oscuro, uno que no se lleva los focos ni los titulares, queda Oblak. El esloveno dió un recital de paradas a cuatro remates tremendos con los que despejó cualquier atisbo de ilusión canaria. Se convirtió otra vez más en el guardián del arco sagrado. La portería rojiblanca parece Fort Knox con él bajo palos. Tímido y reservado, parece despistado pero es todo lo contrario, el vigilante en la oscuridad.
Veinte partidos después con 8 goles en contra, empieza a sumar goles a favor que rentabiliza como si fuera el oro de Moscú. El líder va de rojiblanco y empieza ahora su cuesta de enero. Mientras esté ese guardían la cuesta será menos empinada.