El punto que obtuvo el Atleti en el Camp Nou no solamente ha servido para encarrilar aún más su clasificación para la próxima Champions League o para dejar ya sin un asa de la Liga al Barça. Para lo que realmente ha servido ha sido para certificar que el equipo está instalado en la regularidad como nunca antes lo había estado en lo que va de temporada. Después de jugar 6 partidos sin descanso (mejor dicho, con menos descanso que todos los demás) los del Cholo, entre quien entre, saben a lo que juegan y cada vez tienen menos complejos. Bien es verdad que el colmillo de cara a portería sigue así, así, pero el convencimiento de todos y cada uno de los que conforman la plantilla, además de un excelente tono físico que recuerda al que se exhibía en otras temporadas hacen que este equipo esté un escalón por encima de la inmensa mayoría del resto de equipos de la Liga española, incluso de su rival de anoche, encomendado únicamente a la inspiración de sus cracks, con Messi a la cabeza.
«De un tal Griezmann ya, si eso, hablamos otro día…»
Esa regularidad es uno de los grandes problemas esta temporada, unido a la falta de carácter y contundencia en momentos determinados. Sin embargo, si algo tuvieron anoche los rojiblancos fue carácter. Para remontar por dos veces un resultado adverso frente a un rival que se estaba jugando la Liga en su campo y para controlar el partido sin complejos en muchas fases del mismo. Es cierto que se pudo haber perdido y que hubo oportunidades para incluso haber ganado, especialmente en ese cabezazo de Costa sin oposición enviado fuera incomprensiblemente y en esa penúltima jugada del partido en la que Lemar se quedó solo ante Ter Stegen y el francés, como es habitual, decidió por la opción menos oportuna de todas cuantas tenía frente a sí. A veces me pregunto si el secreto para que acertara no fuera decidirse por lo contrario de lo que decide siempre. El caso es que cuando había driblado ante Ter Stegen, en lugar de buscar la portería miró hacia atrás y dejó el balón de cualquier manera a los que venían de frente a 2 kilómetros de distancia… No quedó ahí la cosa cuando cedió la última posibilidad del partido al Barça en una falta lateral inocentemente regalada. Lo dicho, sería mejor que hiciese lo contrario a lo que se le pasa por la cabeza.
Al final, un empate que tiene el regusto de saber a poco, teniendo en cuenta además que es la primera vez en siglos que nos pitan dos penaltis en Barcelona y que acabamos con los 11 jugadores. Ah, por cierto, Simeone plantó anoche en sucesivas fases del partido a jugadores como Correa, Llorente, Carrasco (que recordó a aquel de 2016), Costa, Joao Félix, Morata, Vitolo y Lemar. Nada menos que 8 jugadores de corte claramente ofensivo nada menos que en el Camp Nou. De esto no oirán nada hoy en la mayoría de medios. De un tal Griezmann ya, si eso, hablamos otro día…