Contracrónica: «Resulta curioso…»

Resulta curioso como después de los 8 años que Simeone lleva como entrenador del Atlético de Madrid uno sigue escuchando los mismos comentarios, los mismos sesudos análisis futbolísticos y los mismos argumentos dogmáticos de los mismos catedráticos de siempre sobre lo que está bien y lo que está mal. Lo que hay que hacer y lo que no se debe hacer nunca para poder obtener la bendición de los que se sienten portavoces de la divinidad futbolísticas. El ejemplo más evidente de ello fue la narración y los comentarios de Movistar + desde el minuto 1 del partido. Lo de Carlos Martínez, Robinson y el tal Maldonado (me niego a llamarle Maldini) fue un constante ejercicio de zafiedades, tópicos manidos hasta la saciedad, ventajismo y verdades a medias. Un día de la marmota más en lo que al Atleti y su juego se refiere. Nadie se acordaba ya de que hace un mes el Barça le ganó al Atleti gracias a una genialidad de Messi en el minuto 85, después de haber sido arrollado por los colchoneros durante todo el partido y de haber sobrevivido gracias a Ter Stegen y a lo que anoche no faltó a los de Simeone: pegada. Nadie se acuerda ya de cómo el Atleti sobrevivió al Camp Nou en los cuartos de Champions de 2014 y 2016 o al asedio de Munich en las semifinales de ese mismo año. ¿Por qué tenemos que tenemos que padecer siempre lo mismo? ¿Por qué cuando el Barça o el Madrid juegan a sobrevivir y buscar la contra está bien hecho y si lo hace el Atleti es una vergüenza y un atentado al buen gusto futbolístico? En fin… lo mismo de siempre.

Y no se trata de no ver la viga en el ojo propio. Anoche el Atleti se pareció mucho a lo que ha sido estos 8 años atrás en intensidad defensiva, colocación y gen competitivo, pero también sigue teniendo lagunas y carencias, si bien es cierto que ayer las disimuló muy bien gracias al veneno y a la contundencia que veníamos demandando desde el principio de la temporada. El equipo tuvo momentos de mucho sufrimiento atrás y resistió gracias al orden defensivo, a Felipe y a Oblak, que se multiplicaron. Eso le valió para llegar con el 0-0 al descanso.

En la segunda parte, el partido se volvió loco. Nada más empezar una gran combinación entre João Félix, Correa y Koke puso a los rojiblancos por delante en el marcador ante la estupefacción de los comentaristas de Movistar +. Fue un espejismo. A continuación el Atleti desapareció del partido, perdió todo el orden de la primera parte y se partió por la mitad. Fue el momento del Barça que pasó por encima de su rival y le tuvo a su merced. La justicia bien impartida del VAR evitó que pasara lo de otros años y los colchoneros llegaron vivos a los últimos 10 minutos de partido, en los que llegaron con mucho más poderío físico, espoleados por las incorporaciones de Vitolo, Llorente y un omnipresente Correa. Un penalti cometido sobre Vitolo, otro no señalado incomprensiblemente por mano de Piqué y una contra conducida por un excepcional Morata y culminada con suspense por Angelito encumbraban una vez más a un equipo, que si es especialista en algo es en sobrevivir y golpear cuando llega su momento. Como Rocky Balboa. Todo ello ante un cada vez peor disimulado estupor de Robinson, Martínez y Maldonado, y de todo un periodismo patrio que, como Rubiales y esos acaudalados sauditas, tan entendidos en fútbol, veían que se les estropeaba el circo de una final Madrid – Barça. El Atleti se mete de nuevo en una final con todas sus señas de identidad por delante, ganando a un excepcional rival y teniendo que enfrentarse ahora a otro. Pase lo que pase el domingo, Simeone lo vuelve hacer. Resulta curioso…