Qué manera de bajar y subir de las nubes y que viva mi Atleti. Hoy, lejos del fútbol, todos los aficionados del Atlético de Madrid han mostrado una manera de sufrir que va impregnada en estos colores, todo en una final ante Osasuna que acabó quedándose en casa. Resistir, no desesperarse, trabajar y acabar ganando. Eso hizo el Atleti, que pese a todo, combato y me levanto. Trabajo, ganar y a soñar. Eso es lo que le quedan al Cholo y los suyos.
El partido arrancó y llegó un carrusel constante de ocasiones. Luis Suárez las tenía de todos los colores. Por alto, por bajo, de cabeza, de voltereta y a la remanguillé. Apenas veinte minutos de partido y Suárez había tenido cuatro ocasiones clarísimas. Sin embargo, la más clara, que tampoco consiguió meter, fue tras un centro lateral que controló, amagó y su disparo lo mandó a la madera. Nadie se lo podía creer en el Metropolitano. Y tras el ecuador del primer tiempo, el partido continuó por los mismos derroteros. Ocasiones, ocasiones y más ocasiones, pero no llegaban los goles. Incluso Saúl, que estaba cuajando un gran partido, la pegó desde la frontal y se topó con la madera cuando el balón cogía dirección a la escuadra. Y sin goles pero con superioridad, se llegaba al descanso.
Y si el primer tiempo fue cruel, el segundo más aún. Continuó el recital de ocasiones, e incluso el Atleti vio como se le anularon dos goles desde el VAR. El primero llegó a balón parado, con un centro de Trippier que Savic mandó al fondo de la red. Sin embargo, el VAR hizo revisar la jugada, que demostraba que Saúl había peinado el esférico y el montenegrino estaba en fuera de juego. Pero no solo eso, y es que apenas seis minutos después, filtró Correa para Carrasco, que no falló en el mano a mano pero, de nuevo, el VAR anuló el tanto por fuera de juego del belga. El partido entraba en su recta final y desde Bilbao llegaban malas noticias. El Madrid se ponía por delante y el Atleti debía ganar si o sí. Y si el fútbol es injusto, se consolidaba la injusticia con el gol de Budimir, tras un centro perfecto que consiguió traspasar la línea de gol. Un remate que sacó Oblak, pero que había pasado la línea de fondo.
Cuarto de hora para el final y el Atleti necesitaba dos goles para volver a depender de sí mismo en la lucha por la Liga. Trabajó el Atlético, no se precipitó y empezó a acular al Osasuna. Joao Félix empezó a carburar y puso un pase perfecto para Renan Lodi, que pisó área y no falló en el mano a mano. Empataba el Atleti, locura en el Metropolitano pero tocaba volver a marcar para seguir dependiendo de sí mismo. No valía el empate en el Metropolitano, con la victoria momentánea del Madrid. Pero el Atleti es así, y que no nos lo cambien. Sobre la bocina, Carrasco llegó a línea de fondo, amagó, la puso atrás y Suárez, al que se le habían resistido por activa y por pasiva, no falló y consiguió montar la locura total. El Atleti remontaba en apenas diez minutos y volvía a ser líder.
El partido ante el Osasuna dio al Atlético la posibilidad de ganar el Campeonato en la última jornada, y así será. Viajará hasta Valladolid, que se juega la salvación, para una final que será a todo o nada.