Una noche más, a las 21:00 horas daba comienzo una nueva jornada del Atlético de Madrid. Los aficionados colchoneros deberán acostumbrarse a este horario, que será habitual las próximas semanas. El problema, partidos como el vivido ante el Valencia. A diferencia de lo vivido ante el Espanyol o en la visita a San Mamés, el equipo del Cholo no desplegó el juego al que nos ha acostumbrado estas primeras jornadas. El equipo estaba espeso, no había conexión de pases y costaba llegar a la portería visitante.
Las dos primeras ocasiones llegaron de las botas de Sørloth. El noruego aprovechó un mal pase atrás, para plantarse sólo y, en boca de gol, toparse con Mamardashvili. Y justo después, el rechace, lo remató desviado. Se lamentaba el ariete, que había tenido la más clara hasta el momento. Y unos minutos después, el propio Sørloth pudo desquitarse y aunque volvió a encontrarse con Mamardashvili, la acción quedó invalidada por mano. No se lo quería creer el Metropolitano, que empezaba a pensar en el duelo ante el Espanyol, y encima sin juego.
El juego no acompañaba y las acciones llegaban a cuenta gotas. Le Normand, de cabeza, pudo destacar el partido pero su balón se fue desviado. No fue tras una gran acción de Griezmann en la frontal, que la cedió para De Paul y el argentino, con un toque sutil, la dejó a un Gallagher que no falló. Se estrenaba el inglés en el Metropolitano, con un control de zurda y remate con la diestra. Un gol de categoría, para mandar por delante con merecimiento pero sin juego al equipo.
Sin juego pero con puntería
Tras el descanso, al tónica no cambió. El juego era muy espeso, y el Valencia intentó dar la sorpresa. Es colista por algún motivo, y muchos de ellos se dejaron ver en el Metropolitano. Tan solo Javi Guerra, que hoy podría haber vestido de rojiblanco, intentó algo que hiciera soñar a los ches. Pero sin fortuna alguna. Una fortuna que sí tuvo el Atlético. Desde la derecha Llorente puso un centro con el exterior que tras un mal remate de Lino con el hombro, Griezmann aprovechó y puso la sentencia. Un gol de saber estar del francés, al que se le ve falto de juego pero que, con el apoyo de la afición, consiguió ver portería.
Tras esto, llegaron los cambios pensando en la Champions League. Era momento de dar descanso a jugadores como De Paul y Sørloth, a la hora de juego. Dando también minutos a Correa y Julián Alvarez. Se marcharon Lino, Azpilicueta y Griezmann y el equipo notó un bajón considerable. Si antes no había juego con balón, ahora el Atlético perdía hasta la posesión. Una situación que permitió al Valencia acercarse sobre la meta de Oblak, aunque sin peligro alguno.
El partido estaba acabado, pero en la última contra, Riquelme cabalgó por la izquierda, parecía echarse largo el control pero acabó poniendo un pase perfecto atrás que, con error defensivo incluido, Julián Alvarez envió al fondo de las mallas. El argentino se estrenaba como goleador para cerrar una noche sin juego pero con tres puntos que valen su peso en oro.
Las sensaciones no fueron las mejores, pero lo importante era ganar tras el parón. Así lo hizo el Atlético ante un Valencia sin juego y con poco pundonor. Ahora, turno para la máxima competición europea, con ganas de reencontrarse con viejos amigos.