OPINIÓN. El encuentro de ayer fue un gran trabajo realizado por parte del Atlético de Madrid, capaz de ganar al campeón de la Bundesliga, el Bayern de Munich, pero ha sido más que eso. El partido de hoy ha sido otro recital de Yannick Carrasco, un día en el que se ha puesto el mono de trabajo, ha asumido responsabilidad y se ha puesto al mando del ataque rojiblanco. Una jugada iniciada por Griezmann y un buen control a gran velocidad del belga, ha terminado con un zurdazo desde fuera del área que entraba dentro de la portería de Neuer tras tocar el palo.
Unos setenta minutos que han resultado clave, un futbolista que lo da todo, pelea cada balón y que, cuando está en estado de gracia, tiene una chispa y un desborde impresionante. Ha sido sustituido por el francés Gameiro, pues su derroche físico ha sido impresionante y así la grada se lo ha hecho saber con un gran aplauso. Es cierto que le ha costado arrancar, pero ya lo tenemos aquí, esperemos que su actuación no haya sido fruto de la casualidad, pues ya le hemos visto en otras ocasiones deslumbrar, como en la última final de Champions League.
Si tuviésemos que poner un pero, sería el exceso de individualidad y de combinar poco con los compañeros, pero permitidme que os diga, que hoy ha sido la noche de Carrasco. Esto es lo que el Calderón y Simeone esperan de un joven jugador que llegó con cartel de promesa y poco a poco conoce lo que es hacerse un hueco en uno de los mejores equipos de Europa.