No se preocupen, no soy José Mourinho ni voy a comparar a Jackson y a Torres haciendo la clásica metáfora que hubo entre Higuaín y Benzema. Ni tampoco voy a analizar solamente el rendimiento individual de ambos delanteros, al fin y al cabo hablamos de un equipo tanto en sus virtudes como en sus defectos, pero siempre hablamos del colectivo.
Pero sí voy a hablar de este Atleti, para algunos el «nuevo» Atleti, no tan nuevas son sus sensaciones, ya saben: líder en Liga, en octavos de Champions, con toda una vuelta de octacos de Copa por jugar en el Calderón… A priori, es un gran inicio de campaña con todo por decidir aún, el Atleti está en la pelea. Y de qué manera…
Este equipo, en plena metamorfosis aún no sabe muy bien su estilo de juego, cierto es que tiene muy clara su identidad y su propia personalidad: intensidad, esfuerzo, un muro infranqueable, coraje y corazón… Un equipo en mayúsculas. Pero lo cierto es que su estilo de juego no acaba de definirse, no sabe si quiere abusar de los centros, si prefiere tener el balón o bien jugar al contraataque… Es una mezcla, igual que el sistema. Si algo ha marcado al Atleti en los últimos años ha sido su esquema, no solo con el gran artífice de este Atleti al mando sino con el de años anteriores que apostaba por el 4-4-2, ya hablemos de Torres, Kun, Forlán, Falcao, Adrián, Diego Costa, Villa, Mandžukić, Griezmann… Grandes delanteros que bailaban en pareja.
Pero eso eran otros tiempos, hoy hablamos quizás del tan de moda «tridente», un tridente que para algunos equipos va muy bien y para otros no tanto… El Cholo que apostó siempre (salvo pequeñas excepciones) por un 4-4-2 donde utilizaba dos interiores para abrir paso a los laterales como unos auténticos extremos, mientras los dos delanteros se movían a su gusto, ha pasado a probar algo desconocido desde la época de Manzano (algo que sin duda le atrae, no olvidemos que es un técnico muy joven pese a su experiencia). Algo que no se sabe muy bien que es, es algo que se mueve entre el 4-3-3 , el 4-1-2-3 o incluso un 4-2-1-3, en fin, multitud de variantes que depende de los jugadores que pisen el césped.
Pero la cuestión hoy es los 3 de arriba, porque el año que más jugadores de calidad se tiene arriba, es el año que menos goles se meten… Se podría pensar que es un problema de adaptación de los nuevos, en parte sí, pero no es solo eso, porque algunos tienen calidad contrastada y multitud de partidos a sus pies, como Fernando Torres o Jackson Martínez, o podríamos pensar directamente que los delanteros fallan más que una escopeta de feria, pero tampoco, cierto es que ha habido demasiados fallos de cara a puerta en algunos partidos (como contra el Betis) pero no ha sido algo común.
El problema, en mi opinión es más referente al cómo se crean las oportunidades, cierto es que las hay como dice el Cholo, pero, ¿ de qué forma? Muchos partidos, los delanteros como Torres o Jackson no han olido apenas un balón en condiciones cerca del área, otros como Griezmann huelen 1 o 2 y lo meten para dentro, aunque la calidad de Antoine es caso aparte.
Este año con el cambio de sistema, se está viendo a un Koke más cercano al juego en el centro pero en general sin las sensaciones que se esperan de él en esa posición, aún no se le vislumbra como el gran eje del centro del campo que puede ser y será. A Óliver Torres aún se le espera tras las grandes sensaciones del primer mes de competición, no acaba de explotar sus cualidades cerca de la banda y aún cuando tiende al medio, tampoco, porque más allá de algunas asistencias clave, no muestra ese fútbol tan característico suyo, de «10», de conducción de balón, combinación, pase entre líneas…
Por su parte, Griezmann que últimamente está jugando más cerca de la banda derecha, presionando más al lateral que al central, no da esa sensación de peligro que sí da cuando juega centrado. Cierto es que tiene versatilidad e incluso gol desde la banda, pero menos de lo que tiene cuando ha jugado acompañado de un punta en el 4-4-2 , y ya no solamente hablamos de gol sino de causar esa sensación de zozobra como dijo el propio Simeone.
Piensen en los mejores partidos del Atleti de este curso, donde en algunos hubo una total dominación del juego, de cómo hacer daño y cómo elegir donde te puede hacer daño el rival, amí a bote pronto se me vienen algunos a la mente, y todos ellas con un marcado, tradicional y eficaz 4-4-2. Por ejemplo, contra el Sevilla, que durante 75 minutos fue este sistema hasta que entró Carrasco y optó más por un 4-3-2-1 (una versión más del 4-3-3), también en la ida contra el Galatasaray o contra el Valencia, grandes partidos con un factor común: 4-4-2. Luego otros partidos donde el remedio fue cambiar al 4-4-2 como contra el Levante en Liga o contra el Rayo en Liga también, donde se pudo ver a un Thomas clave, partiendo como interior por la derecha.
Sin duda el 4-3-3 es un gran sistema, que permite jugar con más delanteros y colocar a los mediocentros en el centro sin necesidad de acercarlos a una banda, pero también es ideal para jugar con extremos puros como Yannick Carrasco, un jugador que trabaja en toda su totalidad la banda, pero que no ocurre lo mismo con Griezmann que ya no es un jugador de banda sino un delantero letal. Lo mismo se podría decir de Vietto o Correa que no son extremos sino delanteros, jugadores que se sienten en su hábitat natural cuando juegan de delanteros, y ya por no hablar de Torres o Jackson que a veces se les ve tan alejados del área que cuando llegan parece que se les olvidó que había que hacer o en quien apoyarse.
Llegados a este punto, la cuestión es si ese estilo, esa marca histórica tan innegociable para Simeone, también abarca el juego basado en un 4-4-2, quizás sea ese el problema de gol de este Atleti o quizás no…
Sin duda, a día de hoy, este Atleti tan poco goleador a lo que acostumbra, puede ser un gato con espíritu de depredador, un gato con dos botas puestas que aún no se ha desarrollado, piensen lo que ha hecho hasta ahora este gato con botas e imaginen lo que podría hacer convertido en lo que se espera de él: un depredador en las dos áreas.
Mejor no se lo imaginen, obsérvenlo ustedes mismos que lo mejor está por llegar.