Elige el Real Madrid. Elige ganar siempre, tener más títulos que nadie. Elige que no importe otra cosa. Elige tener el dinero por castigo, tener los mejores jugadores que puedas comprar, gastarte 100 putos millones en un solo jugador. Elige perder por tu culpa o la del árbitro, despreciar el sudor de los demás, ignorar su acierto. Elige encumbrar jugadores para olvidar sus méritos en su ocaso. Elige despedir leyendas como traidores, como topos. Elige poder elegir un presidente que dirija el club desde el despacho de su empresa. Elige vivir de recordar a los demás lo grande que eres, proclamar valores en tu himno como el señorío, elige alabar que tu equipo no se quede sobre el campo a ver cómo el rival recoge una copa. Elige tener a tu favor a los medios nacionales, que informen de ti todos los días, que hagan reportajes sobre la jodida ropa interior de los jugadores o de un peinado que lo petará entre los críos de dieciséis años. Elige que llenen horas de televisión con programas basura que ensalzan tu equipo y embotan tu mente. Elige condenar a los demás equipos al olvido. Elige el Real Madrid.
¿Por qué iba yo a elegir algo así?
Yo elegí no elegir el Real Madrid. ¿Por qué razones? No tengo razones. ¿quien necesita razones cuando existe el Atlético de Madrid? Quizás, en el fondo, fuera mi elección, o el Atleti me eligió a mi. No lo puedo explicar. Mucha gente me dice: «Tienes que cambiar de equipo. No puedes sufrir tanto. Esa mierda hará que te explote el corazón. ¿Te merece la pena?» Lo intenté, cambiar de equipo, intentar sufrir menos. Pero qué demonios, soy feliz así. Porque en el fondo no soy imbécil. Sufro porque disfruto viendo a mi equipo esforzándose, remar contra todo.
Me lleva hasta el cielo en sus momento de gloria, y nada en este jodido mundo se parece a esa sensación de éxtasis en cada gol, en cada victoria, en cada glorioso título de mi amado Atleti. Nada. El cielo o el orgullo por el sufrimiento baldío. No hay más, no concibo el deporte de cualquier otra manera. Vivir condenado al ostracismo como un paria deportivo. En una sociedad en la que hay que ser del Real Madrid o del Barcelona para fomentar una forma de ver la vida, que no es la mía.
Cualquiera en su sano juicio elegiría el Real Madrid. Yo disfruto del día a día con mi rayas canallas, con mi Atleti.