Uno de los puntos más fuertes del Atlético de Madrid esta campaña venía siendo su fortaleza como local. Una fortaleza que pareció desaparecer ante Osasuna, dejando en evidencia, una vez más, la necesidad de cambios en la plantilla de Simeone. Tras la eliminación ante el Borussia Dortmund en UEFA Champions League, los rojiblancos habían entonado una buena dinámica, similar a la que se generó a finales de la 2022/2023 (de nuevo, ya sin títulos en juego). Y el pasado domingo en el Metropolitano, lejos de seguir tapando unas carencias recurrentes a lo largo de la temporada, los jugadores del Atleti evidenciaron al máximo los problemas del equipo y como la directiva, tras años de desinversión, debería trabajar el próximo verano en una auténtica reconstrucción que, como es lógico, necesita aportación económica.
A lo largo de las últimas semanas, la buena dinámica anteriormente mencionada parecía camuflar la urgente necesidad del gasto en fichajes, motivo de celebración para una directiva que ha apostado siempre por la inversión nula o mínima. Sin embargo, a esta misma directiva, no le sentó demasiado bien que, en el campo, se demostrara la necesidad de invertir debidamente en la confección de la plantilla para la 2024/25. El palco trasladó este “descontento” a los medios, y estos se encargaron de apaciguar a los aficionados con rumores.
Dicho y hecho. Al poco tiempo del pitido final en el Metropolitano, el Diario Marca informó que, supuestamente, el Atlético de Madrid está interesado en dos de los aspirantes a ‘Pichichi’ en LaLiga; Alexander Sørloth y Artem Dovbyk. El bajón de Morata en la parte decisiva de la temporada y la continua ausencia de Memphis por culpa de las lesiones habrían llevado al club a seguir de cerca al noruego y el ucraniano, con la intención de acometer el fichaje de uno de los dos durante el próximo mercado estival.
El delantero del Villarreal CF firmó un «póker» de goles ante el Real Madrid para que su equipo, que no jugará competición europea la próxima temporada, empatase a 4 en el Estadio de la Cerámica. El noruego está firmando su mejor campaña en cuanto a registros, y suma un total de 23 goles y 6 asistencias en la competición doméstica, de la que es máximo goleador (a falta de un encuentro). Tiene 28 años, un valor de mercado de 15 millones de euros y unos 1,95 metros de estatura que no imposibilitan su buen juego al espacio o su movilidad en el terreno de juego.
Algo parecido sucede con Artem Dovbyk. El ariete del Girona FC mide 1,89 metros, y, a pesar de parecer el típico delantero “tanque”. Está siendo una de las sensaciones de La Liga no solo por sus goles, sino también por su capacidad asociativa y buen nivel a varios metros de la portería rival. El ariete tiene 26 años, lleva un total de 21 goles y 7 asistencias en 35 partidos y jugará la Eurocopa con Ucrania este verano.
Parece que quedan lejos los David, Vlahović o Gyökeres, incluso en época de renovación de abonos en el club colchonero, y la directiva optará por buscar un nuevo delantero en el mercado nacional, como siempre, con la necesidad de vender antes de comprar.