Tras finalizar el Atlético de Madrid 0-1 Athletic Club de Bilbao, se produjo una pelea entre jugadores de ambos equipos que llamó la atención de todos los espectadores tanto presentes en el Metropolitano como los que lo vieron desde sus casas. Los protagonistas: Rodrigo de Paul y Yuri Berchiche. ¿Qué les llevó a tener tal encontronazo? Lo explicamos al detalle.
Cuando Hernández Hernández decide anular el penalti que señaló en primera instancia a favor del Atlético de Madrid, Yuri Berchiche comenzó a reírse a carcajadas en frente de Koke y en reiteradas ocasiones. La que más pareció escocer fue la segunda, pues fue con aún mayor intención, en un intento de reírse de la desgracia ajena. El capitán atlético, tras la decisión, se fue corriendo junto al lateral para hablar de lo sucedido, y es ahí cuando Yuri decide tocarle la cara como si tuviera intención de darle un leve bofetón, cosa que, evidentemente, a Koke no le hizo ni pizca de gracia (ni a nadie con dos dedos de frente). Villalibre, que andaba cerca del lugar de los hechos, trató de llevarse al capitán para evitar trifulca, sin saber que Rodrigo de Paul acudía al rescate para poner en su sitio a Yuri. En cuanto el argentino hizo acto de presencia, todos sabían que lo peor estaba por llegar.
Koke, alejándose del lugar, se dirijió a Yuri señalándose los dientes e indicándole que si tenía algo que decirle, que lo hiciera fuera del campo. Yuri se envalentonó y se acercó de nuevo al capitán, estando de por medio De Paul (como no podía ser de otra manera). Tocamientos que parecían indicar que se avecinaba tormenta, hasta que llegaron los delegados de ambos equipos, Simeone y más miembros de los dos conjuntos. Sin embargo, cuando todos se separaban y la situación se apaciguaba, Simeone entró en cólera y trató de ir a comerse al delegado del Athletic, literalmente. No sabemos el motivo, pero sí que el entrenador argentino tenía cara de pocos amigos. Para finalizar, fue Lekue quien terminó llevándose a Yuri a vestuarios, mientras este giraba la cabeza en varias ocasiones para soltar un «bocachanclas, payaso» al tumulto.
Si algo podemos sacar en claro es que se avecina un partido de vuelta más caliente, y no ya por el resultado ni el ambiente que acostumbra a sentirse en San Mamés en las noches grandes.