OPINIÓN. Dos malas noticias han llegado para mi salud esta semana, diría una tercera pero mejor no hablamos de esa. Tampoco nos vamos a amargar la vida. La primera noticia es terrorífica: el calor ha llegado. Una subida de temperatura que amarga el humor, adormece el ánimo y me incita a vivir a golpe de cerveza fresca. Toda excusa es buena. Una insufrible catarata de sudor recorrerá mi cuerpo cada noche y me hará imposible dormir. Quizás estoy exagerando, pero por quejarme que no quede. La segunda es la decisión del TAS que mantiene la sanción de la FIFA sobre el Atleti. Una paupérrima gestión, una nefasta estrategia jurídica y una ausencia de previsión en la composición de la plantilla se hacen patentes en las personas de Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil. Los mejores gestores del mundo llevan a su equipo a una situación lamentable para repetir los éxitos del pasado. Quizás esté exagerando, o puede que no.
Las excusas, justificaciones, y los balones fuera que están lanzando los portavoces del gilismo más recalcitrante son simplemente humo para desviar la atención de los verdaderos responsables, sus amos. Se busca embarrar el escenario lo máximo posible para que nada pase, y que si lo hace sea como ellos han previsto. La norma es injusta, trato diferencial, agravio comparativo, todo con tal de no asumir que la responsabilidad última de la sanción es cosa de quienes dirigen el club. Parece que denunciar cada incompetencia de la directiva es ser mal colchonero. Querer que se hagan las cosas bien y que no se perjudiquen los intereses del Atleti es ser mal colchonero. He aquí un muy mal colchonero. No entiendo la complacencia con quienes saquean el club y sus símbolos. Desde la propiedad hasta el escudo pasando por el estadio. Nunca es el momento de protestar.
Mientras quienes nos conminan a pensar en positivo aluden a los resultado positivos de la temporada anterior, pero pasan por alto que la plantilla de los demás equipos sí que podrá ser objeto de mejora y la nuestra no. Mientras la planificación de la plantilla está en el aire, lo aficionados nos resignamos a encomendarnos al salvador: Diego Pablo Simeone. El hombre que ha resuelto los problemas económicos del club a base de éxitos deportivos. Ha llenado los bolsillos de los dos de siempre y ha matado, descuartizado y enterrado muy profundo el manido sambenito de «el pupas». La marca Atlético se ha revalorizado, pero el desastre en los despachos puede echar por tierra los planes de crecimiento deportivo, que son a su vez los que impulsan el resto de parcelas del club. La solución a este desastre parece que será bajo la formula de comprar y ceder, o comprar y dejar sin jugar seis meses al hombre en cuestión.
El lado bueno de todo esto es que al menos no se pueden hacer las cosas peor y que el Cholo sigue en el banquillo, al menos por una temporada más. El calor no tendrá solución, aire acondicionado y cervezas mediante, pero los problemas de la plantilla si la tienen sólo Diego Pablo podrá solventarlos.