Uno no puede evitar sentir un cosquilleo especial en la tripa en días como este. A tan solo un día de ver salir a nuestros guerreros al campo de batalla para dejarse la piel ante uno de los ejércitos más temibles de los últimos tiempos.
Uno no puede evitar sentir un cosquilleo especial cuando oye hablar a una leyenda viva de los colores a los que ama y no para de escuchar la palabra “afición”, “trabajo” y “equipo”. Cuando ve a un adulto con la eterna ilusión del que siempre será nuestro ‘niño’ hablar de cumplir un sueño que es de todos.
Uno no puede evitar sentir un cosquilleo especial después de perder un partido aciago contra el Sporting de Gijón, dos días antes de jugar la ida de dieciseisavos de copa ante el Reus o a tan solo unas pocas horas antes de jugar el partido de la temporada en Champions League ante el Fútbol Club Barcelona. Porque en definitiva, uno no puede evitar sentir ese cosquilleo especial en la tripa cuando es del Atlético de Madrid.
Mañana miércoles, a las 20:45, para miles y miles de personas, dejará de existir el tiempo. La colada ya se hará mañana, el móvil sonará incesante sin recibir respuesta alguna, como el grito al aire de Scarlet O’Hara en Lo que el viento se llevó, el jefe insoportable pasará a vivir en uno de los infinitos universos paralelos y los apuntes para el examen de la semana que viene se quedarán desperdigados de cualquiera manera sobre la mesa del salón.
Miles de gargantas, como ha sucedido esta semana por las calles de cualquier ciudad del mundo donde habitara uno de esos maravillosos lunáticos que se atrevieron a vivir en rojiblanco, llenando puentes, monumentos e incluso las redes sociales con los cánticos de guerra “Nunca dejes de creer” y “Juntos hacia la victoria”, se harán una para llevar en volandas a su equipo durante la batalla.
Y cuando la batalla finalice, y los guerreros, como aquellos incansables espartanos, vuelvan con el escudo o sobre él, no cabe ninguna duda de que serán recibidos con honores, por representar los ideales de una afición orgullosa. Por ser la viva imagen de una forma de vida que ya no nos pueden arrebatar. La del valiente y el soñador. La del que nunca se rinde y lucha día a día contra todo y contra todos. Una forma de vida llamada: Atlético de Madrid.
Porque en un mundo que, cada vez más, está convirtiendo el fútbol en un negocio, donde solo vale ganar, sin importar las armas con las que haya que hacerlo, sigue quedando un grupo de románticos en la ribera del Manzanares. Un sitio donde en el fútbol no se gana o se pierde. En el fútbol se alegra, se enorgullece, se sufre, se duele, se anhela, se impacienta, se ama, se odia. Para los que seguimos dibujando nuestros sueños en rojo y blanco, en el fútbol se vive. Y amigos, la vida es algo que no se podrá comprar nunca. Nunca dejen de creer.