En el partido que enfrentó ayer a Almería y Atlético de Madrid, los de Diego Pablo Simeone volvieron a cuajar por enésima vez una pésima actuación en condición de visitante, con el agravante de que el rival era nada más y nada menos que el colista de la categoría.
Se vio a un Atleti que salió a ganar el partido y se encontró el premio del gol al poco de cumplirse el primer minuto de partido. Desde entonces, el equipo dio la sensación de apatía, como si ya estuviera hecho todo el trabajo, y fue concediendo metros y posesión al rival. Un rival que, además, acumulaba varias jornadas seguidas sin ver puerta en el Power Horse Stadium. No existe una estructura de presión clara en los partidos fuera de casa, pero la pasividad de la defensa es uno de los puntos débiles de una plantilla que, desde hace años, está falta de inversión y talento defensivo. Los fichajes en la zaga, a coste cero en su amplia mayoría, no son más que oportunidades para continuar parcheando el equipo, y lo peor es que aquellos que en su momento dieron motivos e hicieron méritos para ganarse la confianza del técnico, ahora están haciendo todo lo contrario.
Ni siquiera se puede hablar de unidad B, puesto que ayer apenas hubo minutos para muchos suplentes. Tan solo Paulista y Correa fueron titulares entre los que acostumbran a no jugar tanto. El argentino al menos consiguió un nuevo gol, que acabó sirviendo de nada en una temporada marcada más por lo mental que lo deportivo para el atacante. El resto eran teóricos titulares en un supuesto equipo grande que, en condiciones normales, debería competir y pelear todos los torneos.
Seguimos con la pasividad. El Atleti cedió la posesión y el Almería, con el paso de los minutos, se agrandaba pisando cada vez más el área colchonera, permitiendo que los Pubill y Luka Romero camparan a sus anchas, puesto que apenas serían presionados y les permitirían girarse para combinar o introducirse en el área pequeña como Pedro por su casa. Reinildo, sin duda, fue uno de los más destacados negativamente, pues se pasó de frenada en acciones defensivas determinadas, y en otras no supo bien posicionarse, dejando espacio suficiente para que el Almería empatara de nuevo (hablamos de la acción del segundo gol rival). El mozambiqueño regresó a muy buen nivel de su lesión y la Copa África, pero son ya varios los partidos donde ha quedado señalado por acciones puntuales (penalti ante el Athletic en Copa, pérdida en campo propio ante el Inter que termina en gol…) y la sensación es que Simeone no termina de fiarse de ninguno entre los centrales, exceptuando a Giménez y Witsel.
Quiero dejar algo claro de cara a las siguientes frases, no es una crítica destructiva y nunca encontrarán algo así ni en mí ni en este medio. Pero, en días como el de ayer, uno puede pensar que un jugador como Arthur Vermeeren, al que se considera uno de los grandes talentos europeos en su posición, podía haber entrado de titular para ofrecer algo diferente a lo que aporta Koke y, sobre todo, dar descanso al capitán sabiendo del próximo reto que afrontará el equipo este jueves en Bilbao.
No todo es negativo. Samu Lino, aunque no tuvo tanta participación como debería, fue de los pocos atléticos que trataban de mostrar verticalidad y algo de peligro en ataque pero, sorprendentemente, la mayoría de acciones ofensivas se produjeron en la banda opuesta ocupada por un Nahuel Molina que realizó una de las peores actuaciones que se recuerdan en un lateral-carrilero del Atlético de Madrid. 21 pérdidas tuvo el argentino, que no estuvo nada fino en el pase y mucho menos en los centros. Ya en el momento en el que se realiza su contratación se sabía que el centro no era uno de sus fuertes, pero ayer lo demostró con creces. Fue uno de los mejores jugadores del Almería. Para San Mamés, el Atleti debería buscar más al brasileño que, si bien parece un perfil menos explosivo y más de juego asociativo que Rodrigo Riquelme, es de los pocos que tratan de ser verticales y pueden hacer frente a su par.
Por otra parte, aunque tampoco hizo un partido para recordar, Pablo Barrios debe estar en el once frente al Athletic Club. Su capacidad para romper líneas especialmente en conducción, girar y tomar decisiones que mejora la construcción del juego de Simeone, ofrece también dinamismo y la capacidad en jugar en cualquier posición del centro del campo. Dada su calidad, los rivales elevan su concentración hacia él, y Barrios es capaz de salir de presión con comodidad, de forma que pueda asociarse con sus compañeros para que estos ataquen los espacios creados a la hora de atraer al rival. Su conducción es realmente buena, cosa que ayuda a lo que vengo explicando, y también rompe líneas de presión mediante el pase. Al actuar en el lado izquierdo, eleva su ayuda a Lino en fase ofensiva, por lo que sería muy beneficioso para el duelo copero, sabiendo de la capacidad de contraataque de los de Ernesto Valverde.
El partido de ayer es un reflejo de que Diego Pablo Simeone quiere jugar en un sistema con jugadores que no tiene. O más bien, perfiles. Digamos que no hay mayor espejo de lo que desea el argentino que el anterior rival del Atlético, el Inter. Más allá de detalles tácticos demasiado concretos, la forma de jugar del Inter es la que Simeone querría en su Atleti, con la diferencia de inversión entre ambas entidades. No queda otra que confiar, pero si no se consigue el pase a la final, que no pille por sorpresa.