Corría el día 2 de octubre de 1966, una mañana gris y lluviosa donde todos miraban con nostalgia como un campo tan imponente como había sido el Metropolitano se había quedado pequeño, para hacer frente al crecimiento tan agigantado que había vivido el Club Atlético de Madrid. El balón echaría a rodar, con motivo de la inauguración del que sería años mas tarde nuestro Vicente Calderón, a las 12:15 de la mañana, Luis acompañado de Ufarte, Collar, Adelardo y compañía darían el pistoletazo de salida al gran estadio del Manzanares, en un partido lleno de emociones, con sabor agridulce para todos los asistentes a este estadio que, cabe mención especial que era el primer estadio donde todos sus asistentes contarían con un asiento donde acomodarse para ver el espectáculo que cada fin de semana darían los guerreros rojiblancos, pero esos asistentes que estaban disfrutando de como un Atleti había conseguido llegar a tener un estadio tan imponente como era en su momento el Manzanares tendrían en su memoria el último pitido final de un colegiado en el que había sido su estadio, su Metropolitano, durante mas de cuatro décadas en el que la mayoría de los asistentes a esa inauguración, habían vivido momentos inolvidables.
Ahora tocaba una nueva etapa, algunos la miraban con miedo, otros con preocupación pero la mayoría con optimismo y ganas de saber que les depararía ese nuevo estadio. Volvemos a llegar al momento en el que el balón de cuero marrón echa a rodar sobre el imponente césped del Estadio Manzanares, donde Luis que había pasado a la historia por marcar el último gran gol en una anterior etapa, en ese momento echaba el cierre, sería el que pasaría a la historia por guiar los pasos de esta nueva etapa que se mostraba ante todo espectador y jugador. Otto Gloria iba a alinear a unos jugadores que pasarían a ser los primeros en vestir como titulares la rojiblanca en ese imponente estadio, en defensa jugaría con Colo, Griffa, Rivilla e Iglesias, en el centro del campo vestirían de rojiblanco Glaría, Luis Aragonés y Adelardo, en el ataque Collar, Cardona y Mendonça. Todos ellos marcarían una época dorada en el club de la Ribera del Manzanares
Partido por todo lo alto ya que aparte de la gran inauguración el equipo se estrenaba como local en la 4ª jornada del campeonato domestico y se presentaba como actual campeón liguero. El equipo, como en casi todos los partidos disputados por el conjunto colchonero en este estadio iba a ser llevado en volandas por la afición que prestaría sangre sudor y lágrimas para que el equipo consiguiera la victoria frente al Valencia. La alegría iba a ser máxima cuando, pasados los primeros quince minutos de encuentro, Luis Aragonés recogería un balón asistido por Carmona para hacer el primero de muchos goles en el nuevo feudo colchonero, la alegría se iba a quedar a medias ya que Paquito iba a poner mas tarde el empate a 1 definitivo. Este encuentro habría la veda a todos los partidos y grandes noches que allí, en la ribera del manzanares, se vivirían. Cabe destacar la gran y conocida pancarta que mostraron los aficionados para dejar claro que el único estadio con un total de asientos para todos los aficionados era el suyo, era el templo, era el Vicente Calderón. El inicio de una era para la historia.